La siguiente opción que se me ocurre es ir en taxi. En una oficina de la estación se pueden comprar los tickets con el destino elegido y en el exterior se entrega al taxista. Ya dentro del vehículo el conductor ve el papel y se niega a ir. Incluso habla con otros compañeros, pero todos se niegan debido a los atascos que se forman por esta festividad. Todo parece estar en contra ya que no hay autobuses en esa dirección.
Con cierto desaliento, dedico un tiempo a pasear por los jardines circundantes a las Torres Petronas mientras el calor y el sol no dan tregua. La decisión pasa por volver al alojamiento para refugiarme de la tortura solar o intentarlo de nuevo. Hablando con otro taxista consigo que por lo menos me deje cerca de las “Batu Caves”, ya que el acceso está cortado al tráfico antes de la cueva.
Camino bajo el sol con un calor sofocante pero con la alegría de tener cerca mi objetivo. A lo lejos se divisa la enorme estatua dorada de 42 metros de “Muruga”, hijo del Dios “Shiva”. Comienzo a darme cuenta de que lo que allí se está viviendo es algo muy intenso y especial.